jueves, 7 de julio de 2011

Lucy Villegas, capacidad de dirección y sensibilidad humana.


Lucy, fue la primera directora del
Parque Lenin

De la mano de Celia Sánchez en 1972, llegó al Parque Lenin como directora una mujer que jamás olvidaré. Aquellas 685 hectáreas, se convirtieron en una opción recreativa y gastronómica para toda la población de La Habana y por extensión del país.

Lucy Villegas inauguró el parque y le dio además otra característica que nos hizo, sin ser una institución del Ministerio de Cultura, merecedores de la Orden por la Cultura Nacional; convirtió a ese pulmón verde en una preferencia cultural de primerísima calidad.

Ha sido la única jefa que tuve durante toda mi vida laboral en Cuba y sirva esta reseña para hacerle un merecido homenaje. ¿Por qué? Es difícil encontrar personas en este mundo que puedan tener la capacidad de dirección, de  rodearse de un equipo escrupulosamente escogido y además tener la sensibilidad necesaria para llevar adelante el trabajo. Entonces, tal y como pasó en el Parque Lenin, el éxito estaba garantizado.

Quienes recuerden esa etapa, no pueden negar que los servicios gastronómicos eran excelentes (Las media Luna del Galápago de Oro eran famosas y preferidas, las lasañas de La Faralla también. Los perros calientes y la malta en la red de cafeterías, los peter de chocolate, el yogur, la leche y los quesos crema Nela, el buen gusto de la Casita de las Infusiones, sin descontar aquellos Gordon Blue que servía el restaurante Las Ruinas.

En el área recreativa estaban el Parque de diversiones japonés, la escuela de equitación, el área de botes, el Acuarium, El Rodeo y hasta el trencito que tanto disfrutaban los niños y que recorría casi todo el parque.

El departamento de Cultura, que por cierto éramos muy pocos, nos ocupábamos de toda la programación artística, desde la Galería de Arte “Amelia Peláez”, la Peña Literaria, el Taller de Cerámica, el Anfiteatro Romano, la Colina de los Muñecos, La Casa de la Popularidad y de los momentos musicales que se ofrecían en casi todas las dependencias gastronómicas.

Lucy escogió para cada área a las personas competentes y sabía lo que quería lograr y yo tengo que decir, que fue exactamente reproducido lo que Celia Sánchez le dijo sentada sobre unas piedras, cuando no se había movido ni una excavadora para iniciar las obras.

Los que llegaron después no hicieron otra cosa que destruir aquel lugar y lo digo con responsabilidad. Los posteriores directores del Parque Lenin, de los que no dudo de su capacidad de dirigir, fueron eso, dirigentes, pero ni amaron aquel proyecto, ni tenían la sensibilidad suficiente para no dejarlo caer. El listón que dejamos cuando nos fuimos para Bellas Artes, era demasiado alto, y pesaba.

De la etapa en que fue directora del Museo Nacional, solo quiero agregar que transformó aquel monasterio silencioso y al que solo entraban la elite de los interesados en las Artes Plásticas, en un lugar asiduo para niños, jóvenes y adultos, y ella contribuyó, a que Bellas Artes fuera popular.

Todo lo que artísticamente sé, lo debo a Lucy Villegas y a Luís Piedra, pero además, también les agradezco haberme formado como persona, teniendo en cuenta que cuando comencé a trabajar en el Parque Lenin, tenía 17 años.

Por; Carlos Bretón


Logotipo del Parque Lenin

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