viernes, 19 de agosto de 2011

Mónica Zetterlund; Un cigarro sin apagar. Por: Carlos Bretón

“La policía ha identificado hoy el cadáver de Monica Zetterlund, una de las cantantes más populares de Suecia y de toda Escandinavia, fallecida después de que se declarara este jueves un incendio en su casa en el centro de Estocolmo.
Los bomberos acudieron a su vivienda, tras recibir una llamada de socorro de la afectada, pero cuando llegaron, ella ya estaba muerta y su cuerpo carbonizado, lo que obligó a hacer un análisis de ADN para identificar sus restos.”

Dagens Nyheter, 14 de mayo de 2005.



Cuando mi amigo Miguel, me comunicó que se compraba un piso en Östermalm, nunca imaginé que fuera el muy bien ubicado apartamento, que hace pocos meses quedó calcinado por las llamas con una prestigiosa joya de la música sueca en su interior; La Zetterlund.


¡Qué suerte, Miguel! Fue la única expresión que se me ocurrió, porque a pesar de que fue vendido totalmente renovado, unicamente mi amigo puede convivir con el espíritu de la cantante. Lo digo, porque tiene sensibilidad suficiente para comprenderlo, y sentí, el día que lo visité, que ella estaba allí. ¿Quién puede creer que después de 24 años ocupando ese espacio físico la cantante iba a abandonar su casa, solo porque se haya adormilado con un cigarro en la mano?

Al fallecer, tenía 67 años y serios problemas de movilidad, lo que seguramente le impidió escapar de las llamas. Había nacido en Varmland el 20 de septiembre de 1937 como Mónica Nilsson. Después de casarse adoptó el apellido Zetterlund.

De su amplia y prolífera carrera, conocía muy pocos detalles y sólo en una ocasión, cuando fue galardonada con la medalla de oro del mérito al trabajo en 2002, pasaron por la tele las imágenes de archivo de la jazzista. No fue hasta la publicación de su trágica muerte, que indagué en el curriculum de la artista, Grabó discos, paseó su talento por importantes escenarios nacionales e internacionales, conquistó el apelativo de la “voz negra sueca” y participó junto a Max Von Sydow y Liv Ullmann en al película “Los Emigrantes”, filmada en 1972.

Aunque con amigos, una hija y dos nietos, llevaba tiempo en la más absoluta soledad. Claro que no siempre lo estuvo y hubo momentos de su vida que más bien, contó con compañías muy especiales. Para nadie fue un secreto su romance con Marlon Brando en los años 60, cuando actuó en exitosos musicales e hizo giras por Estados Unidos, Francia e Inglaterra.

En 1963 representó a Suecia en Melodías Eurovisión con el tema; “Una vez en Estocolmo” quedando en el último puesto. Algo, que a pesar de tener una sólida reputación como interprete de jazz, soportó estoicamente. Aunque eso sí, al salir de la sede eurovisiva, le dio un “ligero empujón”, al presentador oficial del certamen, Sven Lindahl, que lo hizo rodar unos metros.

Que fuerte la Zetterlund. ¡Ilbae para ese espíritu!

Por Carlos Bretón.

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