domingo, 4 de septiembre de 2011

UNA LINTERNA MÁGICA QUE DEJARON SIN BATERIAS. Por; Carlos Bretón


Próximamente homenaje al cineasta, escritor y director de teatro Ingmar Bergman a partir de las revelaciones de su libro; La linterna mágica.

lunes, 29 de agosto de 2011

WALT WHITMAN: EL PADRE DE LA POESÍA MODERNA ESTADOUNIDENSE. Por Carlos Bretón

Cuando toda Norteamérica en el siglo XIX estuvo embobecida con el romanticismo poético europeo, irrumpe en escena un hombre que queriendo darle a su obra un sentido nacional, revolucionó todo el estamento literario provocando que los críticos casi se lo comieran vivo: WALT WHITMAN, Poeta, ensayista, periodista y humanista.
¿Cómo se atrevía alguien a escribir una lírica, que nada tenía que ver con la belleza estética de poetas como; Lord Byron, William Black, Rousseau, Alfred de Musset, Madame de Staël o Gustavo Adolfo Bécquer? No menosprecio a estos valiosos poetas mencionados, pero si quiero destacar que, para sorpresa de todos, el gran señor de la barba utilizó imágenes y símbolos muy poco invocados en poesía como hojas podridas, ramitas de paja, escombros…
Leí a Whitman por primera vez con 20 años. Fue gracias a mi papá, un hombre culto y gran lector del que heredé, aún sin convivir con él, el amor que siento por la literatura. Me  impactó considerablemente “Canto a mí mismo” y su obra más emblemática; Hojas de Hierba, una perfecta fusión entre poesía y revelación con el verso libre como estilo. Una muestra del carácter provocador y transformador al mismo tiempo de un poeta decidido a mostrar la vida tal cual es, con las miserias humanas que van también de la mano con la esencia más bella de la existencia.
Fue un escritor comprometido y seguro de sí mismo, que compuso una épica americana única, y aunque ya hoy es considerado y venerado como el padre de la poesía moderna en Estados Unidos, fue muy vapuleado. Críticos y periodistas se turnaban para llamarlo de todo, aseverando que lo que publicaba era basura profana y obscena. Algo similar pasó con Van Gogh, con Isadora Duncan y otros grandes de los grandes. Es por eso que para mí no constituye un mérito especial ser lisonjeado por la crítica o tener un Nobel o un Oscar. ¿Cuántos artistas de talla excepcional nunca recibieron un premio por ser contestatarios? Y es que serlo tiene un precio que se paga altísimo.
No bastó tomarla contra su obra literaria y se cebaron con la presuntamente preferencia sexual del escritor. El crítico Rufus Wilmot Griswold expresaba en un diario que “Whitman era culpable de ese horrendo pecado que no debe ser mencionado entre los cristianos”. Fueron tan duros y virulentos los ataques que varios artistas lo apoyaron. William Douglas O´Connor, también poeta y editor del Saturday Evening Post, salió varias veces en su defensa y lo vindicó, publicando en 1866 un estudio que título “El buen poeta gris”, estableciendo el notable apodo por el que también se conocería al poeta y que contribuyó a aumentar su fama.
También José Martí, al que considero un crítico profundo, que siempre son los menos, le asignó un puesto extraordinario en la literatura de su país y de su época y en un artículo de 1887 para el periódico del Partido Liberal, nuestro apóstol elogia y exalta con su prosa sabia el talento creador del autor de “Leaves of Grass” (Hojas de hierba). Rubén Darío que llamó a Martí, maestro, tan pronto leyó su crónica, escribió un poema dedicado a Whitman, que publicó en su libro “Azul”.
El gran escritor argentino Jorge Luis Borges admiraba mucho a Walt Whitman y más de una vez declaró que se sintió ampliamente influenciado por su literatura. De Borges se conocen dos ensayos que forman parte de su libro “Discusión”; “Nota sobre Whitman” y “El otro Whitman”. Más tarde escribiría un poema dedicado a su memoria titulado “Camdem, 1892” (En referencia al año y lugar de la muerte de este, uno de mis grandes poetas favoritos)
Ningún estudioso de la historia de la filosofía, ningún amante de la lírica,  nadie que dignifique la libertad, puede obviarlo, porque no se puede entender realmente a los Estados Unidos sin Walt Whitman, sin Hojas de hierba. Muchos lo catalogan como el gran poeta de América hasta el momento y para mí, que soy quien estoy escribiendo este homenaje y que además me da la gana de decirlo; Whitman es la esencia de Norteamérica.

Poema XIX "Canto a mí mismo"

La mesa está puesta para el hombre.
Aquí está la carne para el apetito natural.
Siéntate. Que se sienten todos;
El malvado, y el justo. No desdeño a ninguno
Que nadie se quede a la puerta.
La manceba, el parásito y el ladrón están invitados;
Y el negro cimarrón y el sifilítico también.
No habrá diferencias ni privilegios para nadie.
Que se sienten todos.
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viernes, 26 de agosto de 2011

TRANSGRESORAS, CONTESTATARIAS, REVOLUCIONARIAS. Por Carlos Bretón


GUADALUPE AMOR

Próximamente homenaje a esas grandes poetisas
que en su época revolucionaron el pensamiento y sobre todo rompieron cánones rígidos y conservadores: SAFO, GUADALUPE AMOR, ALFONSINA STORNI, DELMIRA AGUSTINI, GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA, LA CONDESA DE MERLIN.

GERTRUDIS GÓMEZ DE
AVELLANEDA
 


SAFO
 

DELMIRA AGUSTINI
 
CONDESA DE MERLIN

ALFONSINA STORNI

sábado, 20 de agosto de 2011

Anita Ekberg; ”Yo ni me acuerdo del sueco”. Por: Carlos Bretón

Ha sido en el extranjero, donde he tenido la oportunidad de conocer diversos prototipos de emigrantes; Los que tienen tan malos recuerdos de sus respectivos países (económica, social o políticamente hablando), que no quieren escuchar de la etapa que les tocó vivir aquí, o allá, siempre y cuando se esté mejor. Hay un grupo a los que la añoranza por su terruño los corroe psicológicamente y así, como diría un sueco; mer, och mer, och mer (más, y más, y más)

Kestrin Anita Marianne Ekberg, que nació en la sureña ciudad sueca de Malmö, el 29 de septiembre de 1931, es uno de esos casos de emigrantes de inquieto espíritu, que una vez que viajaron y conocieron otro ritmo más acorde con su temperamento, y de paso mejor clima, solo regresaron muy ocasionalmente.


Esta fenomenal rubia, actriz y modelo, fue la mujer más hermosa en 1951, año que conquistó el título de Miss Suecia, representando por tanto al país escandinavo en el certamen mundial. Después de este salto, volvió solo para recoger su equipaje, algunas pertenencias sentimentales y... ojos que te vieron ir. Hasta hoy.

¿Qué iba a hacer en la Suecia luterana tan despampanante cuerpo y similar efervescencia?  Ella misma contó, que el “Präts” (Cura de su parroquia) la amonestaba una vez sí y otra también, por su “deslizante intranquilidad y ligereza”. ¿Qué habría querido decir el sacerdote? Dejémoslo ahí.

Con exuberante juventud y escaso “vagage”, llegó a Hollywood, quizá motivada por el éxito de su compatriota la Garbo, pero con la diferencia de que no alcanzó en Norteamérica igual notoriedad. Eso sí, de todas formas participó en aquella legendaria cinta “Abot and Costello go to mars” y en otras películas que la convirtieron en un sex-simbol; “Loco por Anita”, “Guerra y paz”, “París Hollyday”, “La Espada de Damasco”, “Artistas y Modelos”... Aunque su papel más destacado en el cine, fue gracias a un golpe de suerte; que su camino se cruzara con el de Federico Fellini.

Cautivó a toda Europa en 1960, interpretando a Silvia en el filme “La Dolce vita”. Todo un clásico cinematográfico, que la catapultó a la fama y a la posteridad.  La escena donde aparece tomando un baño en La Fontana di Trevi, fue un bombazo! Marcelo Mastroianni no sabía qué hacer, o más bien se paralizaba ante el encantamiento del “monstruo” de voz aniñada, que le pedía “Ven Marcello, ven”

Sin cuidar demasiado el lenguaje (Como aseguran sus entrevistadores) recordaba aquella filmación de la Fontana di Trevi; “estuve esperando con un vestido de noche negro muy escotado en el agua congelada, mientras Fellini, que era insaciable, me pedía más y más sin tener en cuenta que hacia un frío del carajo” (“Carajo” sustituye una palabra aún más fuerte que la diva pronunció)

Los trabajos de modelo, incluidos desnudos integrales para la revista Playboy, sus tres matrimonios y sus romances con los actores   Tyrone Power, Gary Cooper, Errol Flynn, Frank Sinatra, Marcello Mastroianni y el dueño de la firma automovilística italiana FIAT, le granjearon entre sus compatriotas una muy desagradable opinión. Pero Anita, que no está para jugar,  declaró en una entrevista a periodistas suecos de Aftonbladet, que la tiene sin cuidado esas opiniones, y lo mejor, que lo ha demostrado cada vez que ha podido.

Se fue retirando paulatinamente del cine y de su trabajo como modelo. Solo en 1997 trabajó junto a Bigas Luna en la película  “Bámbola”, donde por cierto, comparte reparto con el cubano Jorge Perugorria y el español Manuel Bandera.

Hace muchos años que vive a orillas del Tiber, regresando a Suecia en muy contadas ocasiones. Como ella misma ha declarado; “¿Till Sverige? Snabbvisit” (¿A Suecia? Visita rápida)

La anécdota más fuerte que leí sobre su desenfado, fue cuando asistió, invitada por la Embajada de Suecia en Italia  a una recepción en  honor a Carlos Gustavo XVI y la Reina Silvia y hablarles en inglés. No solo al saludarlos, sino durante el rato que conversó con los monarcas de visita en Roma. Algunos miembros de la sede diplomática, al percatarse, sugirieron incómodos pero con suavidad, pasar a hablar sueco. Entonces ellos, por hacerse los graciosos, y sus majestades, escucharon estupefactos la respuesta de la Ekberg, que ni corta, ni perezosa sentenció; “Yo ni me acuerdo del sueco”.

Por Carlos Bretón.

Anita Ekberg


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viernes, 19 de agosto de 2011

Mónica Zetterlund; Un cigarro sin apagar. Por: Carlos Bretón

“La policía ha identificado hoy el cadáver de Monica Zetterlund, una de las cantantes más populares de Suecia y de toda Escandinavia, fallecida después de que se declarara este jueves un incendio en su casa en el centro de Estocolmo.
Los bomberos acudieron a su vivienda, tras recibir una llamada de socorro de la afectada, pero cuando llegaron, ella ya estaba muerta y su cuerpo carbonizado, lo que obligó a hacer un análisis de ADN para identificar sus restos.”

Dagens Nyheter, 14 de mayo de 2005.



Cuando mi amigo Miguel, me comunicó que se compraba un piso en Östermalm, nunca imaginé que fuera el muy bien ubicado apartamento, que hace pocos meses quedó calcinado por las llamas con una prestigiosa joya de la música sueca en su interior; La Zetterlund.


¡Qué suerte, Miguel! Fue la única expresión que se me ocurrió, porque a pesar de que fue vendido totalmente renovado, unicamente mi amigo puede convivir con el espíritu de la cantante. Lo digo, porque tiene sensibilidad suficiente para comprenderlo, y sentí, el día que lo visité, que ella estaba allí. ¿Quién puede creer que después de 24 años ocupando ese espacio físico la cantante iba a abandonar su casa, solo porque se haya adormilado con un cigarro en la mano?

Al fallecer, tenía 67 años y serios problemas de movilidad, lo que seguramente le impidió escapar de las llamas. Había nacido en Varmland el 20 de septiembre de 1937 como Mónica Nilsson. Después de casarse adoptó el apellido Zetterlund.

De su amplia y prolífera carrera, conocía muy pocos detalles y sólo en una ocasión, cuando fue galardonada con la medalla de oro del mérito al trabajo en 2002, pasaron por la tele las imágenes de archivo de la jazzista. No fue hasta la publicación de su trágica muerte, que indagué en el curriculum de la artista, Grabó discos, paseó su talento por importantes escenarios nacionales e internacionales, conquistó el apelativo de la “voz negra sueca” y participó junto a Max Von Sydow y Liv Ullmann en al película “Los Emigrantes”, filmada en 1972.

Aunque con amigos, una hija y dos nietos, llevaba tiempo en la más absoluta soledad. Claro que no siempre lo estuvo y hubo momentos de su vida que más bien, contó con compañías muy especiales. Para nadie fue un secreto su romance con Marlon Brando en los años 60, cuando actuó en exitosos musicales e hizo giras por Estados Unidos, Francia e Inglaterra.

En 1963 representó a Suecia en Melodías Eurovisión con el tema; “Una vez en Estocolmo” quedando en el último puesto. Algo, que a pesar de tener una sólida reputación como interprete de jazz, soportó estoicamente. Aunque eso sí, al salir de la sede eurovisiva, le dio un “ligero empujón”, al presentador oficial del certamen, Sven Lindahl, que lo hizo rodar unos metros.

Que fuerte la Zetterlund. ¡Ilbae para ese espíritu!

Por Carlos Bretón.

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domingo, 14 de agosto de 2011

Gerardo Fulleda León; Institución de las artes cubanas. Por: Carlos Bretón


Para mí fue de gran satisfacción, como sucede cuando se está lejos del terruño, encontrar en Estocolmo a un compatriota y amigo con el que compartí períodos importantes de trabajo; Gerardo Fulleda León.
  
Había transcurrido un año de mi llegada a Suecia y ya lo extrañaba todo de mi Habana, pero sobretodo de mi barrio y de mi trabajo cultural, por eso saber que estaba de gira en la ciudad escandinava este conocido, dramaturgo, investigador, profesor y director teatral, fue una agradable noticia que me llenó de júbilo.
En el Parque Lenin trabajé con el “Rita Montaner” durante el período que fui director artístico allí, en los primeros años de la década de 1980. Fueron memorables aquellas actuaciones que la agrupación teatral presentaba en los jardines de la Galería de Arte “Amelia Peláez”. Especialmente recuerdo “Ruandi” una obra de la autoría de Gerardo y que recrea la injusta etapa de la esclavitud en Cuba.
Después fueron muchas las ocasiones en que coincidíamos tanto en el Parque recreativo-cultural, en el Museo Nacional de Bellas Artes o en las actividades de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
De sus direcciones teatrales, que han sido numerosas, recuerdo especialmente una que vi cuando apenas tenía diecinueve años y salí profundamente impresionado con la adaptación y puesta en escena de Fulleda León de “Zoológico de Cristal”, obra de Tennessee Williams. Fue una noche inolvidable y que atesoro, junto a otros muchos recuerdos de la vida cultural de mi país.
Es uno de los directores más reconocido y premiado en Cuba. Ostenta la Orden por la Cultura Nacional y la distinción Raúl Gómez García. Desde que se graduó en la Universidad de La Habana, este santiaguero no ha dejado de trabajar por el arte ni un segundo.
Es incansable, y además de dirigir el Grupo de Teatro “Rita Montaner” desde 1988, ha publicado obras de teatro, poemas y literatura infantil. Es fundador y promotor del evento “Rito y Representación”, se desempeña como jurado de Casa de Las Américas y preside la sección de dramaturgia de la UNEAC.
Su más reciente estreno “El patio de los azahares”, ha sido, como no podía ser menos, todo un éxito en la isla. Te felicito Gerardo con el orgullo de saber que gracias a artistas como tú; talento, sensibilidad y profesionalidad, mantienen muy alto el listón de las tablas cubanas.



Visita a Estocolmo de Fulleda León con parte del
elenco del Rita Montaner en 1995.
También aparece en la foto Tanya


lunes, 25 de julio de 2011

Cuando las esculturas rozan el cielo. Por Carlos Bretón



"Las Nereidas" en la Costanera Sur de Buenos Aires.
Dos días después de llegar a Buenos Aires, fui con mis amigos argentinos Dito y la actriz Noemí Morelli a la Costanera Sur. Era una visita muy deseada cuyo único objetivo fue poder apreciar la escultura “Las Nereidas”, obra de una de las artistas que más admiro del país sudamericano: LOLA MORA.

Observando la belleza de las hijas de Nereo, los caballos, las olas, las conchas y caracolas marinas, emergiendo de las entrañas de la tierra, o del mar, en medio de una fuente, me estremecía emocionado, pensando cómo pudo Lola Mora lograr tal perfección esculpiendo aquel bloque de mármol de Carrara. Doblegar la “nobleza” de esta piedra con exquisita perfección, solo es posible cuando entra en contacto con las manos expertas de los grandes maestros entre los que por supuesto esta ella.

Las más importantes obras de la escultora están diseminadas por toda la geografía de Argentina y “Las Nereidas”, protegida por la diputación de Buenos Aires, que forma parte del estilo neo clásico  y a la vez, refleja el poderoso dominio de la técnica y el equilibrio de Lola, me produjo el mismo impacto sensitivo, que cuando estuve en el Vaticano frente a “La Piedad” de Miguel Ángel o “El Cristo” de Casablanca de mi compatriota Jilma Madera.
Por ese motivo quiero recordarlas a ambas.

"Cristo de Casablanca"
Ciudad de La Habana
 El Cristo de mi ciudad, siempre ha sido un particular centro de gravedad para mí, lo digo porque cuando más cargado estaba de trabajo, cuando tenía que aligerar el alma o simplemente cuando quería pensar, siempre tomaba la lanchita de Casablanca y subía la cuesta hasta llegar a la inmensa estatua. Entonces ocurría el milagro. Todo allí arriba es paz, y esa paz específica  la coronaba para mí el fúlgido arte de Jilma.

En su legado artístico se reconocen tendencias a la estilización sin abandonar lo figurativo, pero ella también como Lola Mora, es de una elegante expresión del neoclásico. Es la única en el mundo en esculpir el monumento más grande hecho por una mujer.
La triste noticia de su fallecimiento, el 21 de febrero de 2000, me llegó a un Estocolmo gris y nevado. Caminaba por el puerto de Slussen para tomar el metro, cuando recibí una llamada telefónica. Inconscientemente mi vista atravesó el canal y la bahía hasta Djurholmen, como buscando en medio de la similitud el gigantesco Cristo. Nada, no había nada.
Con Jilma Madera y Lola Mora se fue una manera de convertir la roca metamórfica,  con  talento y estilo irrepetibles,  en hermosas esculturas. Felizmente quedan sus obras. Las de Lola,  en el Gran Buenos Aires, en Bahía Blanca, en la ciudad de Rosario, en Salta, en Nieva, en Jujuy y por supuesto en su Tucumán natal. Las de Jilma en La Habana, en San Nicolás de Bari, en el Cacahual y hasta en el mismísimo Pico Turquino. Allí donde quiera el viajero hallar el arte de estas dos importantes mujeres, lo encontrará… imperecedero.

Por Carlos Bretón








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Amelia Martínez; Aquí hay Juana hasta el 4000.

Juana Bacallao en Bellas
Artes (Foto de mi propiedad)
No recuerdo exactamente el número de veces que la vi actuar antes de conocerla personalmente. Eran muy escasas sus intervenciones en televisión y teatro en esa etapa, pero se la podía ver en los cabaret´s de La Habana.

Se contaban muchas anécdotas sobre ella, dentro y fuera del escenario. Había sido domestica en la década del 50 y mientras trabajaba, también bailaba y cantaba, gracias a lo cual un día fue descubierta por Obdulio Morales. Actuó en lugares muy importantes y grabó su primer disco con la productora GEMA, propiedad de Alvarez Güedes en 1956.

Una producción especialmente famosa se llamó La Caperucita se divierte, donde junto a Dandy Crawford y a conocidos cantantes y bailarines, hizo época  parodiando el tricentenario cuento, recogido por los hermanos Grimm de la leyenda popular.

Aún adolescente, la vi en el Caribe del Hotel Habana Libre. Esa noche estaba muy excitado por el temor a que los porteros descubrieran que no tenía la edad reglamentaria para entrar, pero con una sombra de bigote que me maquillé y un poco de suerte, logré pasar con mis amigos entre la multitud.


Aquella misma noche, la vi pasar a dos metros de mí, camino a una mesa, donde parecía tener algunos conocidos. Cuando regresaba, cuatro señores muy elegantes pero pasados de tragos, le dijeron: ¡Humm, Shango tá vení! Ella los miró de reojo y continuó.

El show comenzó con un oppening rimbombante, luces multicolores. Todo el elenco se mostraba en la cortina musical. Cuando por fin la estrella salió, fue recibida con fuertes aplausos. ¡Estaba regia! En medio de su actuación los mismos borrachos insoportables, la interrumpían constantemente: ¡Aquí tá Shango, que te vino a ver! Con todo lo que implica detener un espectáculo después de comenzado, se llevó una mano a la frente para evadir el exceso de luz que provenía de los focos dirigidos hacia el escenario y le dijo al sonidista: Párame la música un momentico ahí, maestro – Y dirigiéndose a los cuatro graciosos los increpó: Fíjense bien estos muchachos, yo no conozco a ese compañero, saben, a mí Uds. no me van a perjudicar.

Tras dejar bien claro a los provocadores, que ella no conocía al compañero Shangó, tan mal visto política e ideológicamente en esa época, todo continuó con normalidad.

Años después le comenté este hecho a mi amigo Codina, que había sido productor del Copa Rum del Hotel Habana Riviera, en los primeros años de la revolución, cuando las producciones de cabaret pasaban, antes de ser estrenadas, por una comisión del antiguo Instituto Nacional de la Industria Turística (INIT), para recibir el visto bueno.

Por él supe, que en una revista que dirigió muy subidita de tono, prefirió quitar algunas frases, el día que dicha comisión tenía programada la inspección. Ella estaba muy nerviosa y en medio de su actuación, de repente se detuvo, caminó hasta el proscenio y dirigiéndose a la oscuridad gritó: ¿Codina, en esta parte es donde no va lo que quitaste del guión?  Mi amigo me confesó que la hubiera estrangulado de buena gana esa noche, pero los integrantes del jurado, además de reírse mucho, se hicieron los suecos.

Otro día mientras hacían obras en el hotel, los artistas accedían a los camerinos, pasando por la cocina y un maestro culinario, enorme de peso y tamaño, le dijo con antipatía: ¿Señora Usted es ésa que canta tan mal allá arriba? Con la rapidez de un lince ella le respondió: Yo sí  ¿Y Usted es ése que cocina tan mal aquí abajo?

Ya trabajando en el Departamento de Cultura del Parque Lenin, dirigí un espectáculo musical en el Anfiteatro que se llamó Esperando el verano. El elenco era maratoniano e incluía, entre otros, a María Elena Pena, el Cuarteto Los Modernistas, Los Amigos, a Los Magnéticos y como no, a la impredecible comediante.

Se me ocurrió utilizar un play back de ella y llevarla hasta una de las isletas que rodeaban la balsa circular flotante, construida por astilleros Chullima.
Comenzó el espectáculo y mientras transcurría el tiempo, oscureció. Cuando por fin el refinado animador anunció su actuación, un potente seguidor de luz plana, alumbró la pequeña isla y para sorpresa de todos, no había nadie. Desde abajo le indiqué a los luminotécnicos que dirigieran varios reflectores hacia el agua en busca del bote y allí estaban, en medio del lago, intentando a toda velocidad llegar a la escalera de acceso a la pista-escenario. Ella que debía micrófono en mano, doblar el número musical que se escuchaba, gritaba y pataleaba, golpeándose como si se flagelara. Entonces comprendí que los mosquitos, en proporciones incalculables, se la estaban comiendo viva.

Realmente, no tuve en cuenta a los insectos para nada a la hora de redactar el guión. Cuando por fin descendió de la embarcación, venía con la peluca en la mano, que le había servido para ahuyentar a los sedientos dípteros. Tenía sus pelos recogidos en innumerables moñitos, con el rostro descompuesto y desafiante, le arrebató el micrófono al presentador y vociferó: ¿Dónde está el mariquita que se le ocurrió meterme en esa isla horrorosa?

Imaginarán que llena de picaduras, esa fue toda su actuación de aquella noche, pero bastó para que los cerca de dos mil espectadores se rieran y la aplaudieran hasta el delirio. Yo me escondí en un camerino, desde donde podía oír a María Elena Pena consolarla.

En otra ocasión organicé un programa para las noches del domingo con la cantante Marusha y el guitarrista Pedro Cañas como figuras principales. Se creó un ambiente muy agradable en la terraza posterior de la Casa de la Popularidad.

Acudió una de esas noches, como invitado especial, Ruben de Falco, un actor brasileño muy popular en Cuba por su actuación en la telenovela La Esclava Isaura, capaz de paralizar el país en su horario de transmisión. A ella también la incluimos en el programa.

Para limar asperezas, fui personalmente a recogerla a su casa en Centro Habana. Cuando toqué la vieja y destartalada puerta  del cuartico como le gustaba llamar a su apartamento, escuchamos su voz: No Papi, no salgas del baño, espera que ya abro yo. Nos atendió, dejando justo el espacio por donde asomó su rostro: Soy yo, Carlos Bretón, del Parque  Lenin. Esperamos cinco minutos y salió con el candado de fabricación china, más grande que yo he visto en todos los días de mi vida. Pasó una enorme cadena entre sendos agujeros que había en el marco y la puerta y cerró.

El chofer y yo nos miramos atónitos  y con la inocencia de un niño, El Ruso, como cariñosamente le decíamos en el Parque, le preguntó: ¿Eh, pero tú dejas encerrado a tu marido? Sin inmutarse echó a andar y mirando para todos lados, como quien se siente espiada le respondió: Qué marido, ni qué marido, niño. Eso lo hago yo por si es algún ladrón que quiera robarme mis joyas.

Antes de comenzar el espectáculo bromee con todo el equipo técnico pidiéndoles que nos persignáramos, pero de nada valió, porque una vez dueña de la escena y ante el horror de Ruben de Falco, se abalanzó sobre él, gritando: Llévame al tronco Leoncio, al tronco. El duro y malvado Leoncio personaje que encarnó el actor en la antes mencionada telenovela, se inclinaba hacia atrás, todo lo que la silla de extensión le permitía, mientras dos ayudantes la reconducían, enredada en los cables del micrófono. El público se  divertía con regocijo.

Una noche mientras actuaba, alguien del equipo técnico le pasó una nota para que saludara al gran actor español fallecido Paco Rabal, que se encontraba en el público en una de sus visitas a Cuba. Ella, toda ceremoniosa le dedicó unas palabras: Amigos, en el público hay una famosa personalidad, es un hombre que hace unos perfumes maravillosos. ¡Ay, como me gustan tus perfumes Paco!

En Bellas Artes la incluí en un elenco para homenajear al ceramista Alfredo Sosabravo. Este hecho generó algunas presiones de elitistas internos y externos. Por eso me decidí a presentarla esa noche yo mismo y estas fueron mis palabras; Buenas noches, muchos son los criterios sobre el arte, sobre como debe llegar al pueblo y quienes lo deben hacer llegar, pero el hombre desde tiempos muy remotos ha sentido siempre la necesidad de enriquecer su vida y hacerla  agradable. Por eso surgieron, juglares en sus carromatos, cantantes, bailarines, pintores, actores, humoristas, músicos y una gama muy amplia de facetas artísticas que ha llegado hasta nuestros días. Hay ocasiones en que reímos y no siempre por algo muy importante, pero esta noche lo haremos con una persona que ha hecho reír a varias generaciones. Una artista forjada en tiempos difíciles y que ha dicho que hay que reír, “porque ese debe ser el sentido de la vida”. Una mujer cubana que es muy tremenda y muy nuestra a pesar de quienes enrarecen la atmósfera con gases supraculturales, que en esencia son al final y en realidad, criterios seudoculturales. Identifíquenla Uds. porque ella  es única e irrepetible.

Desde el follaje natural del escenario, que había en el patio interior del Palacio de Bellas Artes, salió ella con los acordes de un back ground, contoneándose suavemente con toda su gracia afrocubana, enfundada en un traje leopardado que según dijo, le regaló su amiga Raffaela Carrá e hizo retumbar el edificio con su grave y potente voz.

Mamá no la soportaba porque decía que Juana no hacía nada. Intentaba explicarle, ya con la madurez de mis conocimientos como Director Artístico, que la Bacallao no necesita hacer nada, que con salir a un escenario en silencio, ya era todo un personaje. Lo que suceda de ahí en adelante es impredecible. Nunca comprendió mi madre, que hay personas que nacen para ser estrellas y con talento innato que las hace imperecederas.

Es el caso de Amelia Martínez, una artista que se ha hecho a sí misma y que por décadas se ha mantenido en los escenarios de Cuba y el extranjero. Para mí es sencillamente genial y guste o no, que para gusto se han hecho los colores, hay que respectar su trayectoria personal, su carrera artística, su talento.


Por Carlos Bretón. 





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domingo, 24 de julio de 2011

¿Serán flancitos o mayonesa? Por: Carlos Bretón



Antonio Gasalla (Mamá Cora) junto a China Zorilla
Cuba desde el siglo XIX es, por un bien ganado derecho propio, destino famoso y casi obligado en las giras de las grandes figuras del arte mundial.  Así, y lo escribo con mucho orgullo, por los escenarios y salones de La Habana, desfilaron en épocas distintas Adelina Patti, Jenny Lind, Enrico Caruso, Titta Ruffo, Fanny Esler, Sara Bernhardt, Joséphine Baker, Edith Piaf, Libertad Lamarque, Nat King Cole, Sarita Montiel, Maya Plisetskaya y el Ballet Bolshoi. Dejando la lista cortísima y sin contar pintores, escultores, escritores o estrellas de Hollywood.

La década de 1980, no fue una excepción y a Cuba llegaron artistas de muchas nacionalidades, pero un país sobresalió especialmente en número de actuaciones: Argentina. Teatros e instituciones prestigiosas en la isla, recibieron con entusiasmo a Nacha Guevara, Estela Raval y los 5 Latinos, Alberto Cortez, Les Luthiers, Enrique Pinti, Mercedes Sosa y un artista que quiero recordar y homenajear especialmente: Antonio Gasalla.
Fui uno de los privilegiados que vio en vivo la actuación de Gasalla en Cuba. Este importante actor del Café Concierto, el teatro, el cine y la televisión, dio mucho que hablar entre la prensa, la crítica y los espectadores cubanos con su espectáculo unipersonal. Fue realmente un bombazo que los amantes del humor jamás olvidaremos.
Aunque llegó precedido por la premiada película “Esperando la carroza”, que se presentó en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, su presentación superó cualquier expectativa. En la cinta, que dirigió Alejandro Doria, encarna a Mamá Cora, la octogenaria Ana María de los Dolores Buscaroli viuda de Musicardi, que tiene cuatro hijos, pero vive con el más pobre de ellos.  La tensión financiera sumado a la falta de espacio y constantes conflictos generacionales con la anciana llevan a Susana, su nuera, a pedir desesperadamente al hermano Sergio que se la lleve a vivir con ellos por un tiempo…

Para quienes tuvieron la distinción de ver esta comedia negra ya convertida en un clásico del cine, recordarán al inicio, cuando Mamá Cora confunde la mayonesa que prepara su nuera, con unos flancitos. Creo sin temor a equivocarme que fue la consagración de Gasalla para ser recordado siempre en la posteridad
Es un actor altamente reconocido y premiado, recordemos su Martin Fierro de Oro de 1994 y revalidado en 2004. Últimamente se lo puede ver con su personaje de “La Abuela” en el programa televisivo de Susana Giménez, aunque nunca ha abandonado su mayor pasión; el teatro.
El 15 de enero de 2009, estrenó en el Teatro Metroplolitan de Buenos Aires, la obra “Más respeto que soy tu madre” de Hernán Casciari, donde interpreta a Mirta Bertotti, un ama de casa de 52 años que debe lidiar con una familia disparatada. El éxito garantizado. Tanto, que se mantiene en cartelera y ha girado por varias ciudades argentinas.

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jueves, 14 de julio de 2011

PIN PON; Vivirás eternamente en el recuerdo de todos.

Al actor Jorge Guerra lo conocí en La Habana cuando formaba parte del elenco del Conjunto Nacional de Espectáculos que dirigía Virulo. Yo colaboré en varias producciones con esa agrupación que radicaba en el Teatro Carlos Marx. Recuerdo que un día entré al local de ensayo con la programadora y él estaba entrenándose solo, para hacer un personaje a través del cual muchos cubanos lo identificaron por varios años; Rosa de Níz.

Era una niña malcriada, a la vez que inteligente y que el divorcio de sus padres no le había causado ningún trauma, todo lo contrario. Sacaba su propia conclusión con su amiguito Robertico, de que las personas mayores no entendían a los niños y siempre exigían de ellos mucho más de lo que los peques podían dar. Nos reímos muchísimo y disfrutamos su talentosa actuación en aquel ensayo parcial, como si fuera a teatro lleno. Nos preguntó; ¿Qué les pareció muchachos? ¡Que nos iba a parecer; Genial!

Junto a Mireya la Torre, Jorge Guerra fue lo más representativo del mundo del espectáculo que se asiló en Cuba tras el Golpe Militar de Pinochet contra el presidente constitucional Salvador Allende. Ella condujo durante años un magnífico programa de entrevistas en la televisión cubana y él, junto al grupo de Virulo, recorrió los más importantes escenarios del país.

Nacido en Santiago de Chile el 7 de noviembre de 1942, Guerra fue actor, mimo, director teatral y académico. Su paso por la Escuela de Bellas Artes, por el Canal 9 de la Universidad  y su incorporación al grupo de Teatro ICTUS, son solo preámbulos para su consagración en un programa de la Televisión Nacional de Chile en 1970 y en el que, por primera vez, ve la luz su personaje más querido por varias generaciones de latinoamericanos; Pin Pon.

Después, tuvo que exiliarse; primero en Perú y después en Ecuador, hasta que finalmente llega a La Habana en 1983. Es indescriptible la alegría desbordante durante los días en que se preparaba para regresar en 1990 al Chile querido, añorado, sufrido. Bajaba por la calle L, de camino a la empresa artística Ignacio Piñeiro, cuando me lo encontré con su esposa Alicia Pedroso. Estaba eufórico, por el hecho de poder trabajar ya en democracia. Y no solo actuó nuevamente en la Televisión Chilena, retomando su personaje tan querido por todos, sino que grabó nuevos discos, especialmente uno que me regaló en Estocolmo y que atesoro como algo muy preciado; De Corazón a corazón.

Fue para mí una inmensa alegría reencontrarme con Jorge Guerra en Suecia en marzo del 2000. Cuando me llamó Angélica Pérez de Casa Chile, para que actuara junto a él en el Teatro Akalla Träff, mi respuesta positiva fue inmediata. Que honor sin tamaño compartir escenario con Pin Pon. Fue una experiencia profesional que jamás olvidaré. En los camerinos nos reímos recordando vivencias en Cuba, a amigos comunes en la isla, anécdotas, espectáculos, y de pronto, tomó uno de sus discos y escribió una dedicatoria para mí; “Para mi amigo Carlos Bretón (Tripita) con el cariño y el corazón del oficio y los niños”.

¡Gracias Maestro! eternamente lo recordaré con mucho afecto. Nunca dejaré, donde quiera que esté, que tu recuerdo se marchite. DE CORAZÓN A CORAZÓN Jorge Guerra y PIN PON viajarán por siempre en mi maleta, junto a mis muñecos.

Por Carlos Bretón.


Afiche del homenaje que organicé a Jorge Guerra en Suecia.
La foto superior izquierda fue de nuestro encuentro en Estocolmo
en marzo de 2000.


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August Strindberg; un fermentado.

Los hombres están llenos de suficiencia y tienen confianza en ellos mismos.
Después viene un golpe inesperado y ven entonces que tienen necesidad
los unos de los otros. Seamos sinceros entre nosotros, e indulgentes.
Le dijo su padre a Johan.

                                                                                                   “El hijo de la sierva”.




Si en la literatura de Selma Lägerloff, se encuentran alusiones constantes a las bellezas naturales, las costumbres folclóricas nórdicas y de su maravilloso e impoluto “Folk” (Pueblo), algo por lo que fue reconocida y admirada hasta la exaltación, todo lo contrario ocurrió con August Strimberg (1849-1912)

Fue el primer escritor sueco que “despellejó” implacablemente la sociedad y la idiosincrasia sueca, dejándola en carne viva y viviseccionada, inaugurando “una nueva era, critica, cáustica y superrealista en la literatura sueca”.

En 1882 se enfrenta a su primera gran polémica, con la publicación de su novela satírica “El nuevo Reino”. Ataca a un reconocido historiador sueco y al estamento político. La reacción que provoca le obliga a marcharse de Suecia. Sin que lo abandonen las penurias económicas recorre Francia, Suiza, Alemania e Italia, junto a su esposa Siri. El acoso a que se vio sometido durante años alimentó la paranoia que lo acompañaría el resto de su vida. Se sintió siempre acosado y perseguido, hasta el desgaste.
Su primera colección de relatos, Giftas (Casados, 1884), le valió la acusación de blasfemo y aunque quedó absuelto del supuesto delito, nunca pudo recobrarse totalmente del golpe recibido. Esta situación se agrava con sus obras; El Padre, El hijo de la Sierva, La Señorita Julia, Fermentado, Paria y Acreedores. Toda una artillería, que la burguesía, los socialistas, los movimientos feministas, y algunos otros etcéteras no le perdonaron.
Escribió siempre lo que su corazón y la inspiración le dictaron, sin importarle, que gracias a ser un rebelado, no tenía un centavo en el bolsillo. ¿Le iba a dar la corona un estipendio vitalicio con semejante currículo? Jamás. ¿Le iban a otorgar un premio Nóbel como a los complacientes arbetsförfattare Martinsson y Johnsson o la paradisíaca Lagerlöff? Jamás. ¿Va a estar en el corazón de sus coterráneos, incluidas las futuras generaciones? Jamás. De eso ni hablar, aun cuando se ha comenzado, de muy poco tiempo a esta parte, a recuperar su figura.
Era demasiado ya, seguir ocultando su dimensión como dramaturgo, como el más grande loco y bohemio escritor de Escandinavia, como quién, mejor a retratado a través de su literatura, las miserias de este pueblo, como las de cualquier pueblo. Lo mismo que hizo después en el cine, otro “machacado” por los poderes y del que muchos suecos no quieren ni oír hablar; Igmar Bergman.
Hay regiones del mundo donde ser contestatario, se paga con la muerte, en otros con la cárcel o el ostracismo y en otros, más “civilizados”, jamás te golpearán, ni te insultarán acaloradamente, ¡Qué va! Eso es salvajismo tercermundista. Hay otras maneras de desdeñar tu talento, tu obra, tu arte; Ignorándolo. Es más, no existe. Qué pasará cuando estén frente a ti. Lo que dice el viejo refrán; Se harán los suecos. Si no pregúntenselo a Jan Guillou, aunque eso sí, con él no se hicieron tanto “los suecos” y fue a parar de cabeza a la cárcel por escribir lo que “no debía”.

Yo he leído en castellano una parte de las obras de Strindberg, incluido su relato más tierno dedicado a los niños; “El viaje de Pedro el afortunado”. Es verdad que hay cosas muy fuertes o ataques innecesariamente crueles. Es irrefutable que fue misógino,  esquizofrénico,  egocéntrico… pero bueno, y qué.

Por; Carlos Bretón.

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